Lugares Sagrados: El Ambón
Es el sepulcro vacío, desde el que Cristo victorioso proclama su resurrección.
El ambón proviene de la palabra latina ambo, -ōnis, y esta a
su vez de la palabra griega anabáinein ἄμβων, que significa elevado, es el
lugar a la vista de todos, donde se desarrolla la Liturgia de la Palabra,
durante la celebración eucarística; desde ahí se proclama la Palabra de Dios y
el sacerdote puede dirigir la homilía. En el libro de Nehemías se describe la
escena en que Esdras sube muy para proclamar la Palabra de Dios (Cfr. Neh 8,
5-7).
El ambón posee un gran significado, desde él se proclama la
Palabra de Dios y se anuncia la resurrección de Cristo; es el lugar de la “mesa
de la Palabra” y complementario al altar que es la “mesa de la Eucaristía”.
“Al ambón se sube a proclamar la Buena Nueva de Cristo
resucitado, núcleo del mensaje cristiano. Es el monte al que Moisés subió para
recibir la ley de Dios, el estrado desde el cual Esdras proclamó la nueva ley,
pero sobre todo esos tejados desde los cuales se anuncia la Buena Noticia. Es el
sepulcro vacío, desde el que Cristo victorioso proclama su resurrección.”
P. Guillermo Rosas ss.cc. Doctor En
Sagrada Liturgia.
“La dignidad de la Palabra de Dios exige que en la iglesia
haya un lugar adecuado desde donde se la anuncie, y hacia el cual converja
espontáneamente la atención de los fieles durante la liturgia de la Palabra.
Conviene que en general este lugar sea un ambón fijo y no un simple atril
movible. El ambón, según la estructura de cada iglesia, debe estar dispuesto de
tal manera que los ministros ordenados y los lectores puedan ser cómodamente
vistos y oídos por los fieles”. (Instrucción General del Misal Romano 309).
Incluso, para valorar mejor su significado, éste se coloca “Cerca
de la asamblea, de manera que se establece una especie de bisagra entre el
presbiterio y la nave; es importante que no se ponga un eje al altar y la sede,
a fin de respetar la función específica de cada símbolo” (Adecuación de las
nuevas Iglesias según la Reforma Litúrgica).
Por esta razón, debe ser digno, funcional y bien visible,
debe constituir “una presencia elocuente, capaz de hacer resonar la Palabra aun
cuando nadie la esté proclamando” (Diseño de las Nuevas Iglesias). Después del
altar, este lugar es el más importante de la celebración eucarística, porque a
través de él ocurre nuestro encuentro con la Palabra de Dios, mejor aún, nos
nutrimos en la mesa de la Palabra:
“En el ambiente de la iglesia debe existir un sitio elevado,
estable, bien cuidado y decoroso, que a la vez responda a la dignidad de la
Palabra de Dios, sugiera claramente a los fieles que en la Misa se prepara
tanto la mesa de la Palabra de Dios como la del Cuerpo de Cristo, y que
finalmente esté adecuado lo mejor posible para facilitar la escucha y la
atención de los fieles durante la Liturgia de la Palabra”. (Ordenación de las
Lecturas para la Misa).
Desde el ambón, por consiguiente, a través de la
proclamación de la Palabra de Dios, se da el anuncio de la salvación, es decir,
se siembra la Palabra que debe fructificar en el corazón de los hombres (Cfr.
Lc 8, 8). Es necesario que preserve su carácter de lugar del anuncio de la
Palabra, reservado exclusivamente a ello.
“Desde el ambón se proclaman únicamente las lecturas, el
salmo responsorial y el pregón pascual; también desde él pueden hacerse la
homilía y las intenciones de la oración universal. La dignidad del ambón exige
que sólo suba a él un ministro de la Palabra.” (Instrucción General del Misal
Romano 309).
En muchas iglesias antiguas puede admirarse el púlpito,
sitio elevado y ubicado generalmente a la mitad de la Iglesia. El púlpito sólo
se utilizaba para la predicación y no para la Proclamación de la Palabra de
Dios.
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